Respalde a los Yanquis en la Copa Ryder
Con la nación todavía alborotada al tener finalmente un campeón mayor en Golf del cual alardear, parece seguro que Europa estará firme en la Copa Ryder el próximo año. Pero, siendo justos a la verdad, si es que hay un momento en el cual apoyar al Tío Sam, entonces éste es en definitiva.
Es excelente que Europa por fin pueda alardear en tener un ganador mayor luego de ocho años, pero eso difícilmente nos convierte en campeones mundiales. Harrington ha recuperado por fin una parte de nuestra dignidad para el continente pero en el gran esquema de las cosas, ¿Suma eso a algo más que la imagen figurativa de un trébol estratégicamente puesto en el negligé transparente que es el reciente récord Europeo?
Entre Paul Lawrie y el triunfo de Harrington en Carnoustie los Americanos reclamaron seis de los siete títulos Open disponibles y 15 de los 24 mayores remanentes comparados con los Europeos que no reclamaron ninguno. Duramente Woods, Mickelson y Furyk estarán temblando en sus botas.
Claro, hay una gran diferencia entre ganar eventos individuales y la Copa Ryder. Los Europeos han mostrado que aunque normalmente pierden en eventos Janores destacan en situaciones de equipos. La camaradería es su fuerza. Desdichadamente, sin embargo, su capitán es ahora Nick Faldo y si hay alguien que puede dañar el espíritu de equipo ese es el viejo Nick.
A lo largo de los dos últimos años Faldo se ha reinventado como uno de los más populares e interesantes comentaristas en los Estados Unidos. Sin embargo, su nueva imagen no puede cubrir el hecho de que él fue uno de los jugadores menos populares, aunque más exitosos, de Europa de todos los tiempos y los vestigios de esas épocas se dejan ver de vez en vez.
Solo la semana pasada Faldo atribuía la falla de Europa en ganar los Janores a que los jugadores eran demasiado buenas personas. Puede que esté en lo cierto en esto pero esas son difícilmente las palabras de un líder motivador e inspirador: "Miren hacia atrás a Seve Ballesteros, mi persona, Bernhard Langer, Ian Woosnam, Sandy Lyle y Jose María Olazabal. Ninguno de nosotros paraba uno con el otro por ahí juntos. Había una genuina barrera competitiva entre nosotros. Le decíamos a la gente 'Váyanse, vamos a jugar golf.' Ahora, la actual generación están siempre almorzando juntos, y luego se van y juegan por un millón de dólares. Todos querían que fuéramos parte de sus pandillas, pero nunca lo fuimos". Muchas gracias por eso capitán.
Veredicto: 2pts a que EEUU gana la Ryder Cup a 6/4 (Ladbrokes)
